Desde las reuniones de trueque a un cortometraje propio, en Tucumán.

Ruta del Tejido

Por ahí poniéndonos metas grandes es difícil pensar lograrlas, pero también aprendimos que si uno logra sostenerse en el tiempo, logra concretarlas. 

Cuando comenzamos a soñar Obra, allá en el 2012, uno de los primeros grupos que conocimos fue éste. Transitando la Ruta del Artesano, un proyecto turístico de la provincia que reúne a 21 talleres artesanales de diferentes especialidades – que es súper interesante de visitar- paramos a conocer un gran taller por cuyos ventanales vimos muchos colores, pompones y bordados en todo tipo de textiles, y nos enamoramos. Pero más aún nos cautivaron cuando conocimos a sus creadoras, y mate de por medio, nos contaron de su proyecto, hoy un emprendimiento consolidado.

Varios años después, seguimos apoyando su trabajo y armando pequeñas colecciones junto a ellas y ellos. Acá te lxs presentamos, de la mano de Fiorina Gatti, una de las fundadoras:

O: ¿Cómo nace Ruta del Tejido?

FG: La ruta del Tejido nace originalmente en las reuniones de los clubes del trueque que comienzan a armarse en Tafi del Valle, en la crisis del 2001. Nos encontramos varias artesanas sintiendo que si no nos organizábamos no íbamos a tener alternativas para desarrollar nuestro oficio. A partir de allí comenzamos a buscar ayuda. Surge una organización, la Asociación Civil El Ceibal, que comienza a pensar con nosotros cuales eran los problemas comunes que teníamos y apoyarnos en reuniones y actividades diversas pensando la organización de base que nos podía aglutinar como artesanas interesadas en el tejido en telar.

En 2004 logramos abrir el local propio, comercializando en conjunto nuestros tejidos y trabajando en conjunto  las problemáticas y cada uno de los temas que surgían como necesidad.

O: ¿Cuantas personas la conforman y en qué oficios?

FG: Hoy somos 40 artesanas y artesanos, desarrollando distintas técnicas textiles: trabajamos la madera, metales, pero siempre sobre todo el tejido en telar. Dentro de nuestra organización hay productores de herramientas textiles, hilanderas, tejedoras. Trabajamos también accesorios y otros productos relacionados siempre al mundo textil.

O: ¿Cómo fueron creciendo estos años?

FG: Nuestros ingresos han mejorado paulatinamente con los años, en la medida en que hemos logrado elaborar una estrategia de diseño, producción y comercialización.  Todas y todos somos capaces de producir los mismos productos, que además son enriquecidos con los saberes y técnicas de cada una y cada uno.

Cada vez tenemos mejor acceso a mayor cantidad de clientes. Gracias a nuestra organización podemos hacer volúmenes de producción que un artesano solo no es capaz de hacer.

Hemos diseñado diferentes formas de administración para nuestro trabajo, habiendo responsables de cada área pero también rotando entre las diferentes tareas: atención al público, producción, manejo del dinero, compras de materias primas, envío de presupuestos y liquidaciones, por ejemplo.

O: ¿Cómo es un día en sus vidas?

FG: Un día puede variar según el clima y demás.  Pero en general comenzamos bien temprano, y tejemos, hilamos y ordenamos. Hacemos las cosas de nuestras casas y también hay algunas compañeras que hacen otras actividades: hay una enfermera, otra que es maestra, otra que además colabora con una familia cuidando adultos mayores.

Mientras teñimos lana, es posible que estemos tensando las urdimbres para los telares, o recortando pompones, eso lo hacemos muchas horas del día (risas).

O: ¿Podrías contarnos cuáles son los logros y desafíos cumplidos que más valoran en todo este tiempo de trabajo?

FG: Una de las metas que nos pusimos en su momento, antes del 2004, fue pensar en un emprendimiento, un lugar, una contención laboral para nuestros hijos. Todas en ese momento teníamos hijos bebes y chiquitos y parecía un sueño imposible. Hoy dos de mis hijos están asociados a la cooperativa, uno con 21 y otro con 18, y es alucinante para mí personalmente sentir que ese sueño que parecía tan complicado de lograr, haya sido concretado.

La cantidad de temas que hemos ido resolviendo a lo largo del desarrollo de este emprendimiento, fue enorme. Fuimos haciendo cosas que hoy a la distancia me parecen loquísimas. En algún punto hasta pensamos en armar una película, y logramos hacer un cortometraje todo animado en lana, que se va a estrenar a principios del año que viene, por ejemplo.

Participamos en un montón de exposiciones y de procesos de aprendizaje y enseñanza en toda la provincia y distintos lugares del país. Pensamos que por ahí poniéndonos metas grandes es difícil creer lograrlas, pero también aprendimos que si uno logra sostenerse en el tiempo, logra también concretar metas muy grandes.

Somos personas felices trabajando en lo que queremos y participando mucho de nuestra vida familiar, estamos en nuestras casas y estamos en las reuniones que nos permiten reflexionar sobre los problemas y desafíos que tenemos hacia delante.

¡Gracias Fiorina por tu relato! Estamos felices de apoyar este emprendimiento y conocer personas que a través de su trabajo y perseverancia, logran cumplir sus sueños. Gracias por la inspiración.

Si querés conocer y comprar Obras realizadas por ellas, clickeá aquí:  www.obra.com.ar/productos/

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Links útiles:

 

Sinergia de Mujeres

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Hace unos días entregamos estas bellas mantas de lana para la Subsecretaría de Turismo de la Provincia de Buenos Aires, tejidas por mujeres de parajes rurales de Azul, quienes aprendieron y gestaron su emprendimiento productivo mientras esperaban a sus niños en las escuelas rurales, tan alejadas de sus casas que debían esperar allí hasta que sus hijos terminen sus actividades, cada 15 días.

Junto al apoyo de la Asociación Civil Azul Solidario, este trabajo fue el resultado de una verdadera sinergia entre los sectores público, privado y el llamado tercer sector, en apoyo a la mejora de la calidad de vida y desarrollo integral en los parajes rurales de Azul.  Acá te contamos más!

Allá por el 2013, en nuestros comienzos, nos juntamos con Verónica Torassa, directora de la Asociación Civil Azul Solidaria, interesadas en trabajar con Hilados del Azul, proyecto que habían impulsado desde esa ong. El encuentro fue inspirador y energizante, Verónica es una incansable trabajadora por la mejora de la calidad de vida en el ámbito rural.  El tiempo pasó  pero la huella de aquel encuentro quedó bien marcada.

Hace poco, cuando nos tocó realizar una propuesta de regalos institucionales, a pedido de la Sra. Subsecretaria de Turismo de la Provincia, Martina Pikielny, de inmediato pensamos en Verónica y el grupo de tejedoras de Azul.

Trabajando dentro del programa «Mejoraremos juntos la calidad de nuestra educación rural», Verónica había visto que cada 15 días las madres llevaban a sus hijos a la escuela y esperaban allí a que sus niños terminen de cursar, sin demasiadas ocupaciones. Inquieta, les preguntó si les gustaría hacer algo más en ese tiempo. Esa fue la semilla que germinó en el emprendimiento de hilado y tejido artesanal.

Desde 2007, éstas 30 mamás que viven en el campo en Azul, provincia de Buenos Aires, aprenden a hilar y a trabajar con telares en talleres dictados en las mismas escuelas donde asisten sus hijos.  Hoy su emprendimiento Hilados del Azul es su trabajo y una oportunidad de ingresos, pero también un lugar de encuentro, sociabilización y exploración de la identidad femenina.

La mayoría de las mujeres que viven en zonas rurales acompaña a su esposo (peón o puestero de estancia) en el campo, cuida a los chicos, los lleva a la escuela y se encarga de las tareas domésticas. En ese marco, este trabajo se erige como una interesante salida laboral.

«Lo más importante es que soy una mamá que vive en el campo y tengo mi proyecto. Es un ingreso para mi familia y un crecimiento personal” dice Lorena, del Paraje Shaw.

Agradecemos a la Subsecretaría de Turismo de la Provincia de Buenos Aires por confiar en Obra|Hecho a Mano, y a Verónica, Marisa y todo el grupo de tejedoras de Hilados del Azul.

Esperamos que este trabajo contribuya a visibilizar y fortalecer el trabajo de estas talentosas mujeres y madres que trabajan a diario con la idea de un futuro mejor y posible en sus pueblos rurales. ¡Que así sea!

 

Ser tejedora de oficio en medio de la gran ciudad. Y no morir en el intento.

Paula, artesana porteña

Paula teje hace más de 20 años. Es una telera porteña que en medio de la velocidad y exigencias de la ciudad de Buenos Aires, defiende un modo de vida más lento, atendiendo a los ritmos de su cuerpo y las motivaciones de su espíritu.

Con su sonrisa amplia y su andar tranquilo, con la seguridad que los años de experiencia –con sus tropiezos, caídas y aprendizajes- le ayudaron a consolidar, nos presentó su trabajo. Desde ese momento el vínculo se fue forjando, siempre en la transparencia y en la aceptación de nuestras formas de ser y de trabajar.

Con Paula fuimos transitando un camino de colaboración, conociéndonos desde el vínculo laboral a uno más personal, porque inevitablemente el trabajo nos lleva a conocer nuestras historias, valores y formas de ser.

Estamos muy contentas y agradecidas de contar con ella como colaboradora de Obra, como tejedora y tallerista. En ocasión de los talleres de telar que estamos organizando junto a ella, hicimos una mini entrevista para conocer mejor como vive el tejido. Esperamos la disfruten!

Mini BIO:

  • Oficio: artesana textil
  • Edad: 53 años
  • Signo del zodíaco: Libra
  • Lugar de origen: Ciudad de Buenos Aires

O- Contanos un poco de tu backround, como llegaste al telar?

P-Comencé con una madera y clavitos en los extremos y tejía pulseras. Tenía 18. Luego compré un telar en “Artesana” y empecé, lo hice mi oficio. Desde ese momento, nunca paré. Hoy tejo con un telar María que es muy simple y permite hacer muchísimas cosas, es la base para luego crear y hacer distintas técnicas y productos.

O- Qué sentís o qué te pasa cuando tejes?

P-Cuando tejo se ve mi estado de ánimo, es muy agradable ver como una pieza refleja tu forma de estar, algo de tu forma de ser. Voy inventando texturas, productos.

O- Cómo es ser una tejedora de oficio en medio la gran ciudad? 

P- Creo que con tantos años, fui haciendo mis clientes y equilibrando mis ingresos y tiempo de trabajo. No fue fácil, pero se puede. Soy mandada, allí donde quiero trabajar o donde me gustaría que mis tejidos estén a la venta, allí voy. Y así, a la vieja usanza, mandándome como quien dice, así logré tener clientes desde Puerto Madero hasta El Tigre, en Bariloche, en hoteles de lujo o grandes marcas de indumentaria.

Pequeño ping-pong de tejido:

  • Tu técnica y paleta de colores favorita: Todos los colores me gustan. Soy más de los colores vibrantes. Pero todos los colores me gustan. Las técnicas que más me gustan son aquellas que me permiten transformar las texturas originales e inventar nuevas.
  • El tejido/trabajo que más te gustó hacer: Inventé una técnica de calado con lanas puras y tanza que funciona como esqueleto de la tela, me encantó descubrirlo y hacerlo. También me gustan las técnicas que implican transformar los materiales. La tecnica fellini me encanta, que es superponer trocitos de lana apelmazada tejidos en la tela.Y la técnica del hilo transformado con el agua y secado al sol también.
  • Tejer es para vos.. El tejer para mi es tranquilidad. Es un trabajo que me permite vivir y manejar mis tiempos. Pero sobre todo, es tranquilidad, calma.

Sabiduría ancestral y respeto por la Tierra. El proceso detrás de la línea NOA.

Cada pieza que comercializamos en Obra encierra la maestría, fuerza y dedicación de su autor. Las artesanas obtienen y preparan las fibras, las vuelven hilado, las tiñen para lograr bellos colores y  finalmente tejen las prendas.

Una manta de llama, por ejemplo, tarda en confeccionarse cerca de 1 mes, desde la esquila hasta el producto terminado. El tiempo transcurrido entre el arreo del animal hasta la prenda terminada revela el respeto por la naturaleza y el orgullo por las prácticas ancestrales.

Aquí te contamos cómo es el proceso de elaboración detrás de textiles de llama, tejidos en telar. El complejo proceso de producción encierra secretos y valores que son parte de la cultura e identidad de los pueblos originarios de los Andes.

  1. Cuidado de los animales: El proceso comienza en el cuidado y respeto por los animales, que viven de forma silvestre y tranquila, pastando en amplias superficies del altiplano, o tierras más bajas, en el caso de las ovejas.
  1. Recolección (esquila, recolección, selección de fibras de calidad): La esquila suele realizarse de forma artesanal con tijeras.  Los esquiladores la realizan de modo tal que se realce el valor de la lana, evitando prácticas que puedan ir en desmedro de la calidad de la fibra o en el daño al animal.
  1. Preparación de la fibra (clasificación y lavado): Una vez obtenidos los vellones de lana, se clasifican según su  calidad. Luego, se los lava con agua y jabón, quitándole rastros de grasitud, tierra, plantas e insectos,  utilizando técnicas que permiten optimizar su rendimiento y lograr suavidad.
  1. Hilado: Se van separando las fibras con las manos, despegando y alineando el material. Luego se va preparando la mecha, tomando un grupo de fibras, estirando suavemente. Luego se pasa por el huso o por la rueca. Todo el proceso requiere tratar la fibra con mucho cariño y paciencia.
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Hilado artesanal – Norma hilando. Foto Gentileza de Red Puna. 
  1. Diseño: Se deciden los colores, dibujos y punto. La combinación de estos elementos, junto a la mano del tejedor, da como resultado piezas únicas de carácter y presencia.
  1. Preparación de tintes y teñido: Para el teñido se utilizan tintes naturales tomando vegetales propios del territorio de cada pieza: manzanilla, eucalipto, ceibo, cáscara de cebolla, yerba mate, cochinilla; entre otros. Los tonos nunca son completamente iguales entre si, cada tanda de teñido es única.
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Teñido con tintes naturales. Foto Gentileza de Red Puna. 
  1. Tejido en telar: Tanto hombres como mujeres fabrican sus telares, que varían desde elaboradas maquinarias hasta sencillos trazados en el suelo de tierra, hechos con ramas. Pueden ser horizontales, verticales y también circulares.  El paso final es el urdido, es decir, la puesta en línea de los hilos para empezar a confeccionar las prendas y el tejido: ponchos, mantas, bufandas, y objetos de decoración como alfombras y tapices son elaborados con paciencia y dedicación. Todas Obras que requieren numerosas horas de trabajo.

 

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Tejido en telar. Clementina en Volcán, Jujuy. 

Cris Benavides, la artista de nuestros Mitones Puna Flora

Todos

Invitamos a Cris Benavides de @b.o.r.d.a.r para diseñar juntas una edición limitada de nuestros mitones Puna, de fibra de llama tejidos a mano en distintas comunidades jujeñas.

Nos encanta su trabajo y los resultados de esta fusión de tejido y bordado entre mujeres de dos regiones del país tan distintas, quedó hermosa. Acá nos cuenta más sobre ella y su relación con el bordado.

BIO

  • Profesión/oficio: bordadora
  • Edad: 31
  • Signo del zodíaco: aries
  • Ciudad: Capital Federal (Bs As)

O: Contanos un poco de tu backround ¿Qué hacías antes de B.O.R.D.A.R?

C: Durante 10 años me dediqué a la fotografía de moda y al maquillaje. Con esta última trabajé en diferentes áreas, como cine, tv, teatro y también maquillaje social.

O: Como llegaste al bordado?

C: Llegó un momento que ya no me gustaba lo que estaba haciendo, mi trabajo se había convertido en una rutina y había dejado de disfrutarlo. Buscando en qué distraer mi cabeza aparece un curso de bordado y creo que fue amor a primera vista.

O: Qué sentís o qué te pasa cuando bordas?

C: Es casi como meditar, me calma, me relaja, mi cabeza está puesta en la tela, los hilos, la aguja, no pienso en nada más que en lo que estoy haciendo pero a la vez siento que estoy en otro lugar. Disfruto mucho de bordar, de dibujar con hilos y ver cómo cobran vida en la tela.

O: Creés que actualmente se valora más que antes el trabajo artesanal, que por ejemplo en los 90¨s o hace 10 años?

Por un lado creo que estamos empezando a valorar cada vez más las cosas hechas a mano y a las/los artesanas/os que las realizan. Y por otro lado, las personas se están dando cuenta que necesitan un cable a tierra, algo que los relaje y desenchufe y saque de la rutina diaria del trabajo, la oficina y las mil cosas que hay que hacer. 

Así que no sólo creo que se está empezando a valorar más lo artesanal sino también el hacerlo son tus propias manos.

Pequeño ping-pong bordalero

  • Tu puntada y paleta favorita Mis puntadas favoritas (por que no puedo elegir una sola) son el punto atrás y el punto helecho (o punto hoja). Mi paleta favorita por lo general es desaturada, con tonos rosados, beiges, grises y marfil.
  • El bordado/trabajo que más te gustó hacer El año pasado participé en el armado de una vidriera en «Espacio Umbral» para la Noche de los Museos y realicé una pequeña instalación de bordados hechos en gasa natural, me encanta trabajar sobre esa tela. La pieza principal era bastante más grande de lo que suelo trabajar, apliqué mis puntadas y paleta favorita.
  • Una meta con @b.o.r.d.a.r. Me cuesta pensar una sola, quiero seguir mejorando mi trabajo y mi técnica. Pero me gustaría trabajar más realizando obras o instalaciones y poder colaborar a que el bordado se siga instalando y no quede como una moda.
  • B.o.r.d.a.r. es para vos …Todo!, es mi emprendimiento, es la vidriera de mi trabajo, es la forma en la que muestro lo que hago, es lo que me permite conocer y darme a conocer.

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¡Gracias Cris por compartirnos un poquito de tu universo y tu arte!

 

Grata charla – La Huella

Nos dio la sensación de estar ante un grupo humano y de trabajo más sano, armonioso y respetuoso que muchos de los que hemos formado parte o conocido, que se encuentran fuera de un hospital psiquiátrico casualmente. La participación y la equidad de sus miembros; las miradas de complicidad y orgullo; la libertad y confianza para hablar.

Compartimos una de las primeras charlas con el grupo:

O: ¿Cómo empieza La Huella?

Oscar: Yo tuve que internarme por un problema que tuve, no me quedó otra que solucionar el problema internándome. Al estar acá, quise volver a trabajar.Y me dijeron que vaya al cuarto piso, donde funciona el gabinete de pre-alta. Ahí lo conocí a Federico, que coordinaba un taller de bolsas de residuos. Había máquinas de mano para trabajar madera y un banco de carpintero. Después de un año y medio conseguimos este espacio que es hoy nuestro taller. Federico trajo la idea de tener un nombre y un logo, y entre todos elegimos el actual.

Cada objeto tiene un contenido en sí y además un sentido estético. Son de madera reciclada. Tratamos de hacer arte expresando con la madera lo que nosotros entendemos que es arte.

O: Cuéntennos un poco de la dinámica que tienen, ¿cómo opera La Huella?

Oscar: Como grupo de trabajo, la intención es que tiremos todos para el mismo lado, todos aportamos al mismo pozo, y todos nos llevamos lo mismo. Todos colaboramos y tenemos la misma actitud con el trabajo.

Federico muchas veces trae las ideas. A partir de ahí todos aportamos, se produce un ida y vuelta basado en la confianza y elaboramos en conjunto cómo resolveremos, como bajaremos la idea a la realidad.

Federico: El primer paso que da alguien que ingresa a La Huella es como tallerista, pasa un tiempo, y luego se integra como socio, y pasa a cobrar por su trabajo. Vamos viendo como evoluciona, como trabaja, como se va sintiendo e integrándose al grupo y al trabajo.

Oscar: Acá hay un tiempo para todo: un tiempo para fumar, trabajar, tomar mates y se vuelve a trabajar. Todo funciona en armonía y en alegría. Como grupo nos llevamos bien. Es difícil llevarse bien en un trabajo, porque siempre hay disputas personales, roces. Pero acá, por lo que yo veo, nos llevamos muy bien todos. Compartimos la mesa, el almuerzo también. No importa quien hace un trabajo más, o mejor, todos aportamos al funcionamiento de La Huella.

O: ¿Alguno quiere contar como ingresó en La Huella?

Eduardo: En el 2007 tuve un brote de esquizofrenia. Fui al Evita de Lanús y estuve tres meses. Salí rehabilitado. Por medio de una enfermera entré en los talleres protegidos. Primero pasé por un taller de adaptación donde vas rotando por distintos oficios. Me decidí por tapicería. Después de tres años trabajando ahí, la terapista ocupacional me comentó sobre La Huella y una oportunidad de tapicero. ¡Y ahí vine! Ni bien llegué probé con un silloncito blanco. Y les gustó, porque al tiempo ingresé a La Huella como tallerista, y a los tres meses me incluyeron como socio.

José: Yo ingresé en Junio del 2012, a través de una terapista ocupacional de los talleres protegidos, Eloisa. Yo soy lustre, soy bastante rápido. Me habían enseñado en los talleres protegidos donde estuve 3 años. Acá en La Huella aprendí otros trabajos en madera, propongo ideas, trabajo con papel, decoupage, pintura entreverada, mezcla de colores.

Obra: Si una persona quiere ser parte de La Huella, ¿cómo hace?

Federico: Hacemos una entrevista de admisión y la característica principal es que le tiene que gustar. No tomamos a alguien porque un médico o terapista dijo que tiene que trabajar, sino porque tiene una motivación personal, un interés ó una historia relacionada a alguno de los oficios vinculado a La Huella. Esa es la puerta de ingreso.

La figura de tallerista es para personas que quieren probar, transitar por la huella, creen que les puede servir trabajar un tiempo y nosotros les abrimos la puerta. Y sirve.  Cuando el tallerista se identifica con el emprendimiento y le gusta a largo plazo, ahí empieza un proceso hacia la asociación. Hay una decisión democrática en donde el nuevo miembro es aceptado afectivamente. El nuevo miembro tiene que comprometerse y unirse a nuestra cultura de trabajo. Eso implica llegar en horario, planificar, trabajar con objetivos y ponerle todo lo que cada uno puede poner al trabajo. Nos integramos por el trabajo. Cuando está eso, ya sentimos que estamos en una empresa, con objetivos de producción y de venta. Nos distanciamos del hecho terapéutico, cada uno tiene su terapeuta o médico. Acá buscamos lograr a través del trabajo un sustento y la comprensión de lo que es una empresa.

La Huella es muy generosa, en el sentido de que podemos hacer algo entre todos, podemos compartir y no nos fijamos si hay alguien que hace un poco menos o un poco más, la cosa es que esté el compromiso de trabajar y llegar al objetivo.

Obra: ¿Cómo definirían una empresa social?

LH: Pone en el centro a la persona. Tiene fines económicos y sociales, y los dos tienen que estar siempre presentes y con igual importancia. Si fuera solo fines sociales sería un sistema de asistencia. Nosotros combinamos la asistencia en salud con producción y trabajo. Si vemos a La huella ahora, lo que más nos gusta es expresarnos y que haya lugar para la creatividad y creación colectiva. Tenemos también personas que colaboran y que no provienen del ámbito de la salud, como Martin que es un empresario textil, que nos ayuda en la parte de comercialización y diseño a veces también.

Todavía la parte de comercialización no esta del todo desarrollada, nos falta un poco. Por eso me parece buenísimo que uds. estén acá.

Obra: ¿Cuáles son sus sueños e ilusiones con respecto a La Huella?

Oscar: Estar estables seria un sueño.

En Italia hay emprendimientos sociales que funcionan muy bien y son autosustentables, creados bajo las ideas de Franco Basaglia. Era un médico psiquiatra que trabajando en hospitales como éste, habló de generar la desmanicomializacion, es decir, como sacar a los pacientes de las instituciones e integrarlos en la sociedad, que puedan vivir en sus casas y trabajar. Con esa idea se empezaron a generar empresas sociales. Esto ya lleva más de 30 años en Italia. Federico estuvo haciendo una pasantía allá y han venido acá a visitarnos también. Otro sueño sería también ir para allá, visitarlos.

Otro sueño es poder tener un espacio físico con una vidriera, un negocio donde trabajar y mostrar nuestro trabajo.

José: Crecer

Obra: ¿Qué les gusta de su trabajo?

Eduardo: La libertad, de creación, de todo tipo: se trabaja sin presión. Podemos crear y proponer, hay libertad y comprensión. Se trabaja mucho, y a gusto.

Oscar: Hay algo implícito que es la armonía. Esa armonía lleva a una energía de amor que hace que todo funcione bien, y si todos estamos bien, se transmite, y eso hace que la cosa funcione y que todo este cada vez mejor. No se explica pero está. A veces hay que recordarnos que hay que parar.

Federico: Cada vez tenemos más amigos, más conocidos.

Oscar: hubo una época en que tuvimos 1 peso en la caja. Cerró uno de los locales donde mejor vendíamos. Fue un bajón y lo superamos. Son pruebas en la vida, cosas que tienen que pasar, no está ni bien ni mal, son cosas que tienen que pasar y son por algo. Nos estamos curtiendo y vamos creciendo. Es constante el apoyo entre nosotros, el esfuerzo conjunto y el darnos aliento.

Federico: Viajamos dos veces, a Puerto Madryn y Gaiman. Eso también está bueno. En otros lados se le da mas importancia al tema de salud mental y trabajo, y de las empresas sociales. Acá está creciendo.

José: Yo entré con la idea de ser lustrador y me gusta que me encontré con más cosas, aprendí distintas cosas. Y me gusta el producto, lo que hacemos, el producto final.

Maestra de los tintes naturales

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Llegamos a Liliana Pastrana con suerte. Hace algunos años Sil viajó al norte  y conoció el emprendimiento Unión Diaguita en un local comercial del centro. Durante nuestro viaje de investigación a Tafí del Valle, volvimos al lugar pero el local estaba vacío. Teníamos un teléfono de la cooperativa, pero no pudimos comunicarnos. Así que todo indicaba que no la conoceríamos porque ya al otro día nos teníamos que ir. Pero en la mañana, antes de dejar Tafí, probé de nuevo a ver si la encontrábamos. ¡Y esta vez si la encontramos! Llegar con instrucciones sin número ni calle fue medio difícil, incluyendo una parada en lo de otra Liliana que no supo darnos mucha información. Finalmente, con ayuda de los vecinos, por el nombre o por la actividad, fuimos guiadas y llegamos a destino.

Liliana empezó a investigar y trabajar en los teñidos naturales por la bisabuela de su marido y otra señora: Ramona Chaive y Benita Cruz. Ramona le enseñó cómo se teñían los tejidos, qué plantas utilizar, cómo preparar los tintes. Básicamente, sus secretos. Ramona murió a los 108 años y Liliana quiso compartir ese conocimiento, y desarrollarlo. Enseñó a otras mujeres y en 2002 creó la cooperativa a raíz de un taller que armó en un centro de capacitación para adultos. Actualmente enseña en escuelas.

Lleva 20 años de investigación. Su sueño es poder publicar ese trabajo en un libro sobre tintes naturales del monte tucumano, y el trabajo de las hilanderas y tejedoras de Tafi del Valle.

Liliana estuvo muy enferma hace un tiempo, y dice que este trabajo la salvó. Le apasiona lo que hace y le da vida. Le gustaría que las mujeres que son parte se motiven también y tengan fe en que van a poder vivir de esto.

Ante la pregunta de cuál es su sueño, Liliana contestó que le gustaría poder vender más y que así las mujeres que participan del proyecto puedan vivir de esto que les gusta. Y editar el libro, para que sus estudios y experiencias sobre tintes naturales del monte tucumano, sigan vigentes.

Me gustaría poder vender más, para que todas las mujeres que participan del proyecto puedan vivir de esto que les gusta. Y editar el libro!